miércoles, 22 de abril de 2009

Reportaje



UNA MONTAÑA QUE NO ES VERDE

El día 17 de abril a los 2 de la tarde y acompañada por mi padre Arcadio Pineda nos dirigimos al relleno sanitario La Glorita para conocer un poco más sobre la forma como son transportados y dispuestos los residuos sólidos de nuestra ciudad, y a pesar de saber el largo recorrido que nos esperaba y la incertidumbre por no saber llegar al lugar nos pudieron más la ganas de conocer y vivir una aventura.

El relleno sanitario se encuentra ubicado en la vereda la Suecia, corregimiento de Combia baja, este lugar es de difícil acceso ya que no cuenta con transporte público y la única alternativa de llegada para nosotros era esperar que pasara un jeep; y después de esperar unos 20 a 30 minutos a que pasara el transporte y no sé si para desgracia mía y alegría de mi papá nos toco parados en la parte trasera del auto donde ya venían varias personas tratando de no caerse, el recorrido fue placentero a pesar del esfuerzo por sostenerme. Al llegar al lugar donde mas cerca nos dejaba este vehículo nos esperaba una larga caminada hasta el relleno que según el conductor del jeep eran aproximadamente media hora, y así comenzamos, pero por fortuna nuestra, un carro que pasaba por el lugar nos acerco aún más a la entrada del relleno y tan sólo nos toco caminar unos 5 minutos para poder con nuestros propios ojos observar esa gran montaña de basura, imponente ante nosotros, al observar con atención se podía ver como los carros de basura llegaban uno tras otro asiendo fila esperando para descargar y volver a la ciudad para un nuevo recorrido.

En los carros contenedores de basura se les observaba el logo de diferentes instituciones de aseo, de diferentes departamentos del depertamento entre los que pudimos ver se encontraban de Santa Rosa de Cabal, Dosquebradas y Pueblo Rico; entrar al relleno no es cosa fácil, casi no nos dejan pasar ya que no habíamos pedido permiso con anterioridad, pero cuando por fin lo logramos fue impresionante ver como esos enormes carros depositaban la basura muy lentamente a lo largo del terreno y como detrás de él, un buldócer iba esparciendo y compactando al mismo tiempo para aprovechar al máximo el terreno, era sorprendente notar como los gallinazos volaban a lo alto atraídos por el olor y sus ganas de alimentarse de lo que pudieran encontrar.
Al estar allí y ver tal cantidad de basura era inevitable pensar: ¿qué contaminación estamos causando, que daño tan grande le estamos causando al paisaje, cómo las personas que trabajan en este lugar no se enferman a causa del olor tan fuerte y por qué nunca hemos hecho nada para tratar de disminuir el daño que causamos?


Al salir e ir dejando atrás esa realidad que nos negamos a admitir, ya que somos los únicos culpables y que lo podríamos evitar, esta bien, no en su totalidad pero si en una gran proporción, quedaba en mi mente la tristeza de ver como destruimos tan fácil un lugar que en el pasado pudo haber sido un hermoso campo lleno de flores y pájaros que revoloteaban por el lugar de los cuales ya no queda ni su sombra.

El camino de regreso a Pereira fue mucho más difícil que el de ida, en esta ocasión si nos toco caminar por varios minutos, unos 30 o 40 más o menos, con un sol muy fuerte; pero gracias a esa caminata tuve la oportunidad de observar que no sólo el relleno en si trae estragos en el lugar donde se encuentra, sino que, el ruido de los carros de la basura o el olor de estos al pasar trae consigo un sin número de efectos tanto a la carretera que no esta hecha para que carros tan pesados transiten por allí y mucho menos tan seguido, sino también a las fincas aledañas ya que cambia el estilo de vida de las personas que habitan en el lugar, estas fincas en su mayoría son ganaderas y presentan muy pocos terrenos en cultivos.

Cuando ya estábamos resignados de que nos tocaba caminar una o dos horas hasta el crucero de Combia un conductor de un carro de basura nos paró y nos acercó, pero en ese transcurso tuvimos la oportunidad de conversar con el señor, y nos comento que él en un día hace 2 recorridos al relleno y que carga 8 toneladas de basura por viaje, dejándonos pensativos de nuevo.

¿Será que en un futuro como seres humanos racionales y consientes de nuestros actos cambiaremos nuestros hábitos o costumbres para así tratar de reducir al máximo la contaminación que estamos causando por culpa de los residuos sólidos que producimos?; deben de pasar muchos años para averiguarlo pero hasta entonces los que sufren las más graves consecuencias siempre será la naturaleza que nos rodea.